Y bien, pues llega el relajante momento de ponerme a escribir acerca de lo que me gusta: la comida. Tengo pendiente este review desde hace, más o menos, 3 semanas que fui al Puntarena de Palmas, pero es aún más oportuno que este fin de semana regresé a instancias de la Libanesa y el resultado y mi opinión, se servirán leerlos a continuación.
Esta visita fue el sábado. Era medio día y desde la mañana habíamos decidido ir a comer aquí, a este lugar. Así entonces que después de hacer todo lo necesario para espabilarnos de una semana pesadísima, nos preparamos para ir a comer cocina de mar y demás. La primera protesta que sobrevino, fue la de Pichicuaz y Cupertina (mis vástagos) que siempre se opondrán a la decisión de sus padres, siempre y cuando no decidamos ir a McDonalds o donde hayan juegos para chavitos. En fin, como siempre, les tocó aguantarse.
Y mi primer comentario va en función de ellos. De entrada el restaurante estaba casi lleno (llegamos a las 4 de la tarde, sin reservación) y nos dieron mesa prácticamente de inmediato. Pero los meseros estaban muy atareados, mientras Pichicuaz y Cupertina ya estaban ladrando de hambre. Obvio y para poder hacer las cosas con tranquilidad, mi primera decisión fue pedir para ellos lo que se les antojaba: unos camarones!!! Los pedí para pelar. También les pedí su prden de Edamame, lo cual los tiene muy entretenidos. Acto seguido, pedí mi glorioso tequicheve (en esta ocasión 7 Leguas con León) y, mientras la Libanesa y yo decidimos las viandas, así con calma.
Me dí el tiempo para escoger algo diferente a lo que recientemente había comido: el Chicharrón de Atún, Sashimis Variados y la Hamburguesa de Atún. Estos platillos realmente me hicieron regresar:
El Chicharrón de Atún res una maravilla; es un lomo de atún dorado en aceite de olivo hasta dejarlo casi crocante, lo pican y lo combinan con chicharrón picadito. Se sirve con unas tiritas de aguacate y es monumental el taco que sale acompañado de una salsa verde cruda (tomate verde, ajo, cebolla y chile serrano licuado) que le da un sabor fenomenal. Realmente es un sabor competitivo con un buen taco de carnitas sin grasa; pero el de atún sabe mejor porque las carnitas sin grasa son sumamente secas.
Algo espectacular fueron los sashimis: en un plato cuadrado, hondo, muy original, montan unas 7 variedades de pescados y mariscos, algunos crudos para ser acompañados de la clásica salsa de soya preparada (aquí la hacen muy a lo Tori Tori, es decir, con naranja) y otros marinados en diferentes salsas. Son dignos de recordar el robalo con yuzu (amo el yuzu, limón de origen japonés), el pulpo que estaba laminado muy finamente y servido tibio con un toque casi imperceptible de aceite, me parece que de olivo; el hamachi en rebanadas gruesas y de un sabor impresionante; el salmón, de un sabor cremoso espectacular; y unos trocitos de langosta que sabían delicioso.
La Hamburguesa de Atún es algo digno de comentar. Es lomo de atún molida y combinada con especias; hacen la hamburguesa de unos 2 dedos de grosor, más o menos, a la parrilla y al término que prefiera el comensal (yo desde luego, la pedí azul), que está montada en cebollas caramelizadas y la mitad de un bollo tostado (sólo uno, no le ponen el de arriba) y lo espectacular es el aderezo con el que lo bañan. Es una salsa que no he podido descifrar el ingrediente que la hace espectacular; el sabor es parecido al del aderezo mil islas, pero mucho más ligero y más balanceado. Es cremosito y con una nota de acidez perfecta para complementar el sabor ahumado del atún que sale de la parrilla. Desde luego, es un plato que debe de comerse con tenedor y cuchillo y el sabor es fa-bu-lo-so. De guarnición sirven papas a la francesa que cumplen su misión, que con el almidón de las papas se logra interrumpir el sabor del aderezo para que éste no hostigue al paladar.
Nos decidimos para compartir un Chicharrón de Jaiba. La Libanesa pidió la Hamburguesa de Atún y yo me aventé por unos Camarones en Pimienta de Cayena y un Atún a la Mantequilla, Soya y limón. El resultado de lo que comimos, fue este:
De entrada, los Camarones para pelar corrían demasiado rápido y el pendejo del pelador no los podía alcanzar. Lo digo así porque tardaron bastante tiempo. Si bien eran para saciar el hambre voraz de mis hijos, se tomaron todo el tiempo del mundo. Cuando llegaron y mis hijos vieron unos camarones diferentes a los que están acostumbrados, pusieron cara de que les iba yo a dar de comer un poquito de caca. En fin, el capitán de meseros entró al quite y se aprestó a ordenar unos dedos de pescado con papas a la francesa que tardaron bastante, pero si fueron del gusto de mis chavos. Los camarones nos los empacamos nosotros y estaban muy buenos; de carne firme y a buen término de cocción, de buen sabor que no evocó en ningún momento ese saborcito a amoniaco que luego sale de los mariscos, para acompañarlos con un toquecito de limón.
El Chicharrón de Jaiba estaba a la altura del de Atún; es más, me gustó más éste. La preparación es que sacan la carne de la jaiba junto con las membranas que tienen adentro del caparazón (y que son insoportables cuando uno las come en la paella), pero que cuando las fríen se vuelven crocantes y saben delicioso, lo mezclan con chicharrón picadito, tiritas de aguacate, tortillas, salsa, limón y padeeeeeeeeeeeeeeeeentro. Realmente es una botana muy sabrosa.
Los Camarones en Pimienta de Cayena, mmmmmmmmmm, veamos. La pimienta de cayena o chile en polvo es el polvo resultante de la molienda de los frutos de una o varias especies de Capsicum (chile o ají), previamente secados. Así, lo que hicieron para preparar estos camarones fue, con todo y cáscara, cortarlos a lo largo, ponerles un chingo de pimienta de cayena y con un poco de aceite vegetal, freírlos en la plancha. El resultado fue un poco desconcertante, pues tanta pimienta predominaba lo suficiente como para opacar totalmente el sabor del camarón. Así, me parece que unos camarones a la diabla pueden tener un mejor propósito que estos camarones; o más bien, yo lo que haría sería reducir a una cuarta parte la cantidad de pimienta de cayena para que sea un sabor que se integre y no que domine.
El Atún en Mantequilla, Soya y Limón lo pedí como me gusta, azul. El término fue logrado aunque ligeramente pasadito. El aderezo estaba muy bien logrado, pues lograron emulsionar muy bien la mantequilla con el limón y la salsa de soya, con lo cual se logra que la salsa tenga una textura cremosita y de un sabor sutil que no necesariamente entume la lengua como cuando acompañamos los sashimis con salsa de soya y limón. Está lograda muy bien.
La Hamburguesa de Atún de la Libanesa estaba... bueno, mejor reproduzco su comentario "No chingues, esto es una locura". Y si, me compartió la mitad (pidió, a solicitud mía la versión grande) y es algo verdaderamente impresionante como ya quedó descrito arriba.
Esta comida fue, desde luego, hecha bajar con un albariño que no tenía madre.
En general se me hace un muy buen restaurante en donde la carta es lo suficientemente variada como para tener platos dignos de una clásica marisquería, hasta platos de más complicada ejecución y hasta de cocina básica japonesa. Logra ese punto ecléctico en donde no tiene una tendencia clara y, lo que hay, es muy bueno. Me recuerda a restaurantes como el Blue Water Café de Vancouver, que está construido en base al concepto ya firme de BC Cuisine que en otra nota comentaré.
Sin embargo y a pesar de que he disfrutado mucho estas dos recientes ocasiones, me parece que lo dejaré descansar un buen rato para regresar a comer con muchísimo gusto.
El precio del lugar es alto. A pesar de mi filosofía de que la buena comida no tiene precio, en esta ocasión si levanté las dos cejas cuando vi la cuenta, probablemente por algunas deficiencias en el servicio en donde, en más de una ocasión, tuve que buscar a un mesero o capitán que se pusiera correctamente las pilas.
En cuanto a las cubas para Capulina, no dudo que el Bacardí aquí también se enfríe con los hielos; nomás que le van a salir caras.
A seguir trabajando en lo que me da para esto!
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