viernes, 16 de julio de 2010

Harvey's. Guácala.

El día de ayer en la noche (jueves 15 de julio) salí a cenar con mi esposa y una pareja de amigos. Fue día de escoger un lugar nuevo y tres fueron las opciones estudiadas: el Gu, el Salotto y el Harvey's. Como que el mood que yo traía era más bien de un lugar mas desenfadado y que se pudiera comer bien.

Durante la tarde fui decidiendo a cual de los tres ir, decidiéndome finalmente por Harvey's (Newton 178, Polanco).

El concepto es un Steak House (intento, pues) clásico norteamericano que combina una carta de mariscos y buenos cortes de carne. Me recuerda al Joe's Stone Crab House de Las Vegas, el Cut de Chicago y el Joe Forte's de Vancouver. La decoración es clásica gringa. El lugar está bien situado.

Al entrar me llevé la sorpresa de que tenían a un cuate cantando. Era un negro cantando canciones clásicas gringas de los 70's, con un aparato de karaoke. Me pareció agradable para el mood que yo traía.

El primer aproach fue pedir las bebidas. Nos ofrecieron cerveza de barril (Kloster), misma que pedí de inmediato con un chaser de tequila (sí, es el gloriosísimo tequicheve que no puedo perdonar). El mesero fue presto por las bebidas que le pedimos y regresó con cara-de-ya-te-chingaste a anunciar que se les había fermentado mucho la cerveza. Uta. Primer strike. Ok, lo resolví con una León que me pareció buenísima.

Mi brujer pidió una copa de vino blanco y la selección por copa que tenían estaba demasiado limitada. El que le trajeron estaba razonablemente pasable, pero así nomás.

El pan que pusieron al centro, tenía de esos palitos crocantes retorcidos con un poco de páprika. Al comerlos recordé el anuncio ese de el desaparecido chesco Teem (en donde un cabrón perdido en el desierto con un portafolios llegaba a un bar y en vez de pedir agua, pedía unas papas saladas. Se las comía y ya que estaba al borde del colapso, abría su portafolios y sacaba su chesco que estaba rodeado de hielo y se lo tomaba), pero solo en la parte de lo salado de las papas. Comías el panecillo y sentías como se te fruncía el hocico de la cantidad de sal. Fuchi.

Llegó entonces el momento de decidir las viandas. Dado que es un Steak House, obvio, procede preguntar cuál es el "signature cut" del restaurante. Ahí justamente es cuando me dí cuenta de la capacitación elemental de los meseros del lugar. Me respondió: el New York y el Rib Eye son la especialidad de la casa. Bueeeeeeno. También había Roast Beef y Prime Rib. Le pregunté por estos últimos dos cortes y su genial respuesta fue: bueno, es que esos se hacen en el horno. Todavía está dentro de su limitada capacitación, en donde sabe perfectamente dónde se hacen los dos tipos de cortes diferentes. Pero remató diciéndome que el Prime Rib era lo mismo que el Rib Eye, nomás que uno se hacía en el broiler y el otro en el horno. Joder, encima de todo cree que soy pendejo.

Decidí entonces aligerarle la carga al pendejo este y tomar las decisiones de acuerdo a mi instinto. Pedí el cangrejo moro, una ensalada de arúgula y espinaca y el Rib Eye (bueno, Prime Rib a la parrilla, pues). Mi vieja pidió la carne tártara y el cangrejo moro, Andrés unos ostiones naturales y la carne tártara y Jenny un cebiche peruano.

El tiempo de respuesta fue rápido. Mi amigo andrés probó sus ostiones (la mignonette que le llevaron estaba asquerosa) y el segundo estaba nada más y nada menos que echado a perder. Andrés, con la discreción de Houdini, logró escupir el pinche ostión (a la fecha no supe a qué hora y dónde quedó el ostión), llamó al mesero, le comentó el suceso y le ofrecieron cambiárselos por otros. Pendejos. A mi esposa le tocó la carne tártara fue bastante salada (la probé). a Jenny le trajeron su cebiche y lo calificó así nomás como bueno. Llegó mi ración de cangrejo moro (1/2 Kg.) consistente en 4 manos, mismas que estaban tronadas lo indispensable para continuar con la tarea. Estaban como en todos lados en donde te sirven algo que solo requiere de agua caliente para hervirlos: muy buenos.

Llegaron los siguientes platos. Andrés se quejó de lo mismo que mi esposa (la carne tártara muy salada). Mi Rib Eye con cara de Prime Rib fue, así nomás, sabrosito. El término de la carne fue casi logrado. Las guarniciones eran espinacas a la crema que estaban por demás insípidas y papa al horno, que es esa que la hacen puré y luego la hornean, que sabía a diablos. El sabor de la carne era solamente cumplidora, sin mayor comentario.

En cuanto a la selección de vinos, está cagadísimo porque tienen las recomendaciones del día en un pizarrón en donde destacan el Vega Sicilia Único a un precio de 7,800 pesos. Tienen anunciado el Alión en 1200 pesos y, bueno cuando menos a mí me da mala espina de que lo primero que encuentras en las recomendaciones son vinos baratitos como esos. Cuando pedí una copa de vino vino el ensarte con una media botella de Matarromera que no tiene pierde.

Ya cagados por la mala cena, llegó el sablazo: 3,720 (930 por piocha) más propela.

O sea estúpidamente caro para la mala calidad de sus alimentos y deficiente servicio. A mi jamás me ha dolido pagar por la buena calidad, pero eso....

Conclusión: JAMÁS regresaré a ese PINCHE restaurante. Guácala.

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